CAPÍTULO 3.- MARCO
TEÓRICO
3.1 MARCO TEÓRICO PROPIAMENTE TAL
La
lectura es una práctica social por la cual se derivan diferentes teorías que
tratan de explicar el proceso que se sigue para encontrar las mejores
estrategias y convertirnos en un buen lector, pero lo más importante de estas
investigaciones es: saber cómo se “hacen” o se obtienen buenos lectores que
sientan un verdadero interés y aprecio por la lectura.
Esta
actividad abarca un complejo conjunto de procesos mentales que incluyen
información de dos clases de conocimientos:
Ø Lingüística
(sobre el significado, la sintaxis, el vocabulario, la forma del texto, las
letras, etc.);
Ø Extralingüística
(sobre la situación comunicativa, el objeto al que el texto se refiere, al modo
de tratar la información, etc.).
Al
alumno no debe dársele textos cuyos contenidos conozcan enteramente: eso
produciría desmotivación y, también, que el conocimiento se estanque. Como
propone una de las interpretaciones de la noción de andamiaje, entendido como
un tipo de interacción susceptible de producir aprendizaje, son preferibles los
procesos de interacción asimétricos, en los que la habilidad del estudiante es
algo menor que la que le exige el texto, pues favorecen crecientes niveles de
autonomía en el aprendizaje (SERCE, 2009:17,20).
Es
decir; en los textos debe haber un balance adecuado entre la información
conocida y la nueva para que el lector obtenga una verdadera comprensión. Esto
supone partir de aquello que los estudiantes saben, característica difícil
porque rara vez en un grupo de aula, se da la homogeneidad.
El
aprendizaje de la lectura y la escritura se inicia prácticamente en contextos
no formales ni educativos es decir, influye un enfoque sociocultural y
constructivista; Vygotsky (1979) citado por Clifton, explicaba en su concepto
de la “zona de desarrollo próximo” cómo no se avanza en este potencial
partiendo de lo que el niño ya sabe, sino a partir de interacciones nuevas con
personas adultas o más expertas. En ese sentido Vygotsky, por un lado, difería
de la concepción constructivista del aprendizaje y, por otro lado, defendía la
importancia de la interacción con todas las personas del entorno del niño, no
únicamente con las personas docentes y en el aula. Así también como tomar en
cuenta, que la clave de la educación, enseñanza – aprendizaje, está en “asegurar
la realización de aprendizajes significativos, a través de los cuales el alumno
construye la realidad atribuyéndole significados propios” (Clifton, 2001)
El
alumno aprende a ser lector por medio de la motivación que se le brinda para
hacerlo, porque motivar es “la forma en que la conducta se inicia, es activada,
mantenida, dirigida e interrumpida. Dicho de otro modo, la motivación tiene que
ver con el por qué de la conducta en
contraste con el cómo y el qué” (McClelland, D. C.1989); y sobre
todo siendo para este aprendiz, el ejemplo, realizando esta actividad frente a
él.
De aquí la importancia de impulsar
dentro del aula a los estudiantes, para que adopten como parte de su vida y
crecimiento intelectual la lectura; que esta práctica social sea vista como
apoyo y no como una carga escolar.
3.2 MARCO CONCEPTUAL
La enseñanza de la lectura, y la lectura misma tienen una
historia milenaria, ocupando un lugar diferente, en correspondencia con las
concepciones lingüísticas, psicológicas y pedagógicas, vigentes en cada momento
en correspondencia con la concepción tradicional de la enseñanza – aprendizaje,
por lo que la lectura ha sido considerada como forma de la actividad verbal.
Si bien es ampliamente reconocido que la aplicación de
las diferentes corrientes psicológicas en el terreno de la lectura ha permitido
ampliar las explicaciones en torno a los fenómenos educativos e intervenir en ellos,
también es cierto que la psicología no es la única disciplina científica
responsable de dichas aportaciones, ya que debido a la complejidad de la
lectura, también, se ven implicadas otras ciencias humanas, sociales y
educativas.
En nuestra investigación pudimos comprobar que es
necesario mantener al estudiante interesado en la lectura y que para
convertirse en un amante de la misma tiene que vivir motivado y/o en un
ambiente rodeado de personas que realicen la misma práctica.
De acuerdo al constructivismo, el niño aprende desde
antes de entrar a la escuela; aprende a valorar, a defenderse, a desarrollarse
y a desempeñarse en su ambiente familiar y social. No se apropia de
conocimientos teóricamente, va otorgando significado a las cosas que observa y
que realiza, es decir, se “apropia” de cada una de ellas.
La escuela en este sentido, debe continuar otorgando al
alumno la forma de aprender de acuerdo a sus intereses y necesidades. Al
realizar las entrevistas a los alumnos de tercer grado de secundaria queda al
descubierto que los alumnos que leen menos de cinco libros comparten hogares
donde no se realiza esta práctica y que los estudiantes que han leído más de
cinco, fueron influenciados por familiares cercanos e incluso dentro de la
escuela por los compañeros con los que han compartido el aula por varios años.
El aprender es más que repetir las cosas para que queden
grabadas en la memoria, el maestro debe dejar de ser la figura autoritaria que
impone o forza al alumno a adquirir un nuevo conocimiento, también debe
convertirse en un agente motivador que invada al alumno de entusiasmo por leer.
Como se mencionó dentro del marco teórico, la motivación
es el motor para que el cerebro, vista como máquina generadora de aprendizaje y
conocimiento, comience a trabajar. Este es un punto que no debe olvidarse
dentro del aula y en relación al acercamiento que tienen los alumnos de
secundaria con la lectura, podemos darnos cuenta, que la mayor parte de las
veces falta motivación para realizar esta práctica, y debe comenzarse con la
participación de personas externas para así mismo se motive la persona de manera
individual.
Durante
mucho tiempo se ha considerado que el aprendizaje puede ser sinónimo de cambio
de conducta. Ahora, se puede afirmar con certeza que el aprendizaje humano va
más allá de un simple cambio de conducta; conduce a un cambio en el significado
de la experiencia... el
factor más importante influye en el aprendizaje; es lo que el alumno sabe.
Averígüese esto y enséñese consecuentemente” (Ausubel, 1983).
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