EL PLACER DE ENSEÑAR

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lunes, 26 de enero de 2015

CAPÍTULO 3.-  MARCO TEÓRICO

3.1 MARCO TEÓRICO PROPIAMENTE TAL

La lectura es una práctica social por la cual se derivan diferentes teorías que tratan de explicar el proceso que se sigue para encontrar las mejores estrategias y convertirnos en un buen lector, pero lo más importante de estas investigaciones es: saber cómo se “hacen” o se obtienen buenos lectores que sientan un verdadero interés y aprecio por la lectura.

Esta actividad abarca un complejo conjunto de procesos mentales que incluyen información de dos clases de conocimientos:
Ø  Lingüística (sobre el significado, la sintaxis, el vocabulario, la forma del texto, las letras, etc.);
Ø  Extralingüística (sobre la situación comunicativa, el objeto al que el texto se refiere, al modo de tratar la información, etc.).

Al alumno no debe dársele textos cuyos contenidos conozcan enteramente: eso produciría desmotivación y, también, que el conocimiento se estanque. Como propone una de las interpretaciones de la noción de andamiaje, entendido como un tipo de interacción susceptible de producir aprendizaje, son preferibles los procesos de interacción asimétricos, en los que la habilidad del estudiante es algo menor que la que le exige el texto, pues favorecen crecientes niveles de autonomía en el aprendizaje (SERCE, 2009:17,20).

Es decir; en los textos debe haber un balance adecuado entre la información conocida y la nueva para que el lector obtenga una verdadera comprensión. Esto supone partir de aquello que los estudiantes saben, característica difícil porque rara vez en un grupo de aula, se da la homogeneidad.

El aprendizaje de la lectura y la escritura se inicia prácticamente en contextos no formales ni educativos es decir, influye un enfoque sociocultural y constructivista; Vygotsky (1979) citado por Clifton, explicaba en su concepto de la “zona de desarrollo próximo” cómo no se avanza en este potencial partiendo de lo que el niño ya sabe, sino a partir de interacciones nuevas con personas adultas o más expertas. En ese sentido Vygotsky, por un lado, difería de la concepción constructivista del aprendizaje y, por otro lado, defendía la importancia de la interacción con todas las personas del entorno del niño, no únicamente con las personas docentes y en el aula. Así también como tomar en cuenta, que la clave de la educación, enseñanza – aprendizaje, está en “asegurar la realización de aprendizajes significativos, a través de los cuales el alumno construye la realidad atribuyéndole significados propios” (Clifton, 2001)

El alumno aprende a ser lector por medio de la motivación que se le brinda para hacerlo, porque motivar es “la forma en que la conducta se inicia, es activada, mantenida, dirigida e interrumpida. Dicho de otro modo, la motivación tiene que ver con el por qué de la conducta en contraste con el cómo y el qué” (McClelland, D. C.1989); y sobre todo siendo para este aprendiz, el ejemplo, realizando esta actividad frente a él.

De aquí la importancia de impulsar dentro del aula a los estudiantes, para que adopten como parte de su vida y crecimiento intelectual la lectura; que esta práctica social sea vista como apoyo y no como una carga escolar.

3.2 MARCO CONCEPTUAL

La enseñanza de la lectura, y la lectura misma tienen una historia milenaria, ocupando un lugar diferente, en correspondencia con las concepciones lingüísticas, psicológicas y pedagógicas, vigentes en cada momento en correspondencia con la concepción tradicional de la enseñanza – aprendizaje, por lo que la lectura ha sido considerada como forma de la actividad verbal.

Si bien es ampliamente reconocido que la aplicación de las diferentes corrientes psicológicas en el terreno de la lectura ha permitido ampliar las explicaciones en torno a los fenómenos educativos e intervenir en ellos, también es cierto que la psicología no es la única disciplina científica responsable de dichas aportaciones, ya que debido a la complejidad de la lectura, también, se ven implicadas otras ciencias humanas, sociales y educativas.

En nuestra investigación pudimos comprobar que es necesario mantener al estudiante interesado en la lectura y que para convertirse en un amante de la misma tiene que vivir motivado y/o en un ambiente rodeado de personas que realicen la misma práctica.

De acuerdo al constructivismo, el niño aprende desde antes de entrar a la escuela; aprende a valorar, a defenderse, a desarrollarse y a desempeñarse en su ambiente familiar y social. No se apropia de conocimientos teóricamente, va otorgando significado a las cosas que observa y que realiza, es decir, se “apropia” de cada una de ellas.

La escuela en este sentido, debe continuar otorgando al alumno la forma de aprender de acuerdo a sus intereses y necesidades. Al realizar las entrevistas a los alumnos de tercer grado de secundaria queda al descubierto que los alumnos que leen menos de cinco libros comparten hogares donde no se realiza esta práctica y que los estudiantes que han leído más de cinco, fueron influenciados por familiares cercanos e incluso dentro de la escuela por los compañeros con los que han compartido el aula por varios años.

El aprender es más que repetir las cosas para que queden grabadas en la memoria, el maestro debe dejar de ser la figura autoritaria que impone o forza al alumno a adquirir un nuevo conocimiento, también debe convertirse en un agente motivador que invada al alumno de entusiasmo por leer.

Como se mencionó dentro del marco teórico, la motivación es el motor para que el cerebro, vista como máquina generadora de aprendizaje y conocimiento, comience a trabajar. Este es un punto que no debe olvidarse dentro del aula y en relación al acercamiento que tienen los alumnos de secundaria con la lectura, podemos darnos cuenta, que la mayor parte de las veces falta motivación para realizar esta práctica, y debe comenzarse con la participación de personas externas para así mismo se motive la persona de manera individual.

Durante mucho tiempo se ha considerado que el aprendizaje puede ser sinónimo de cambio de conducta. Ahora, se puede afirmar con certeza que el aprendizaje humano va más allá de un simple cambio de conducta; conduce a un cambio en el significado de la experiencia... el factor más importante influye en el aprendizaje; es lo que el alumno sabe. Averígüese esto y enséñese consecuentemente” (Ausubel, 1983).

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